Los pueblos más bonitos de Valencia están casi todos en el interior de la provincia, pero también puedes encontrar algunos costeros con encanto e historia que merecen una visita. Sí, la provincia levantina es mucho más que sus playas y fallas. A lo largo de todo su territorio esconde muchos rincones con encanto que realmente merece la pena descubrir. Pueblos donde la historia, la montaña y el agua son los grandes protagonistas. Para que conozcas todo este patrimonio hemos hecho una selección de los cinco pueblos más bonitos de Valencia (a juicio de la mayoría de sus visitantes). No obstante, en esta provincia puedes encontrar otros parajes igual de idílicos. Sagunto Sagunto es la capital de la comarca del Campo de Murviedro, situada a los pies de la Sierra Calderona. Se divide en dos núcleos urbanos: Sagunto, situado entre el monte del castillo y el río, y el puerto de Sagunto, en la zona costera. El que es considerado como uno de los pueblos costeros más bonitos de Valencia tiene un origen que se remonta a los íberos y los romanos, que han dejado importantes yacimientos arqueológicos. Entre los monumentos más importantes que se pueden visitar destaca su teatro romano (con aforo para 4.000 personas y que está totalmente restaurado), los restos del templo de Diana, la iglesia de Santa María, en cuyos cimientos están los restos de la mezquita mayor, y el castillo, situado en la parte más alta del pueblo y rodeado por una larga muralla en cuyo interior destaca la plaza de armas y otras seis plazas más. Descubre los pueblos más bonitos de Madrid. Otra parte de la belleza de Sagunto corresponde a la judería. Conserva el trazado urbano del siglo XVI , caracterizado por sus callejuelas estrechas. Allí se estableció una importante comunidad judía durante la Edad Media. El puerto de Sagunto nació como una ciudad-factoría para dar salida al mineral procedente de Ojos Negros (Teruel). Contaba con todas las instalaciones necesarias para el personal, como una ciudad jardín para los ingenieros y un barrio obrero para los trabajadores. En esta zona destaca su playa urbana de 1.300 metros de arena fina, una zona de dunas, un pantalán -el antiguo cargadero de mineral- y un paseo marítimo con numerosos restaurantes y cafeterías. Xàtiva Xàtiva se encuentra a mitad de camino de las ciudades de Valencia y Alicante, y durante siglos compitió con Orihuela y la capital por ser la ciudad más poderosa. Fue sede episcopal durante la época visigoda. Después de la dominación musulmana y tras la conquista cristiana se convirtió en la segunda ciudad del Reino de Valencia, además de ser la cuna de la familia de los Borja, de los que quedan importantes muestras en el pueblo. Otro hecho por el que es conocida esta ciudad es porque fue incendiada por el rey Borbón, Felipe V, por haber defendido a los Austrias durante la Guerra de Sucesión. Por este motivo, los naturales de Xàtiva son conocidos como socarrats. Considerado como uno de los pueblos más bonitos de Valencia, su centro fue reconocido como Conjunto histórico artístico en 1982. Entre sus monumentos más destacados se encuentran la colegiata, el Hospital Real, la plaza de la Trinidad, las iglesias de San Felipe y San Doménec, la casa natal del Papa Alejandro VI y el palacio de los Borja. No obstante, la visita imprescindible de la ciudad es el castillo, una fortaleza situada en la sierra de Castell que fue levantada por los íberos y romanos. Posteriormente, fue ampliada y fortificada para construir el Castell Major en el periodo medieval. Desde el castillo bajan las murallas, de las que se conservan algunas torres de origen islámico y gótico, y desde donde se pueden disfrutar de unas impresionantes vistas sobre el pueblo. Chelva Localizada en la comarca de Los Serranos, a pesar de su pequeño tamaño tiene un extraordinario patrimonio histórico. Destaca la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, con un campanario de casi 60 metros de altura; el Palacio Vizcondal; la Torrecilla; el santuario de la Virgen del Remedio; el convento de San Francisco y las ermitas de la Santa Cruz, de la Soledad y de Loreto. El casco histórico está configurado en diferentes zonas: el barrio árabe de Benacacira, reconocible por sus calles estrechas y numerosas fuentes; el barrio judío de Azoque, que mantiene su trazado original con calles estrechas y espacios cerrados al exterior; el barrio cristiano de Ollerías, llamado así por tener los hornos de producción de cerámica; y el barrio morisco del Arrabal, de origen mudéjar y situado fuera de Chelva, donde están también las ermitas de Santa Cruz y de los Desamparados. No te pierdas: Pueblos más bonitos de Barcelona La visita a este municipio debe incluir la Ruta del agua. Se trata de un trazado circular que parte del centro histórico y recorre diversas fuentes, lavaderos, acequias y parajes del río Tuéjar, como la Playeta o el túnel de Olinches, excavado en la montaña. Bocairent Bocairent se emplaza en el centro del valle de Albaida, en la sierra de Mariola. Está construido sobre terrazas que dan la impresión de tener las casas montadas unas sobre otras a lo largo de calles estrechas y al más puro estilo árabe. La belleza de su casco antiguo de estilo medieval hace que sea reconocida desde hace más de 40 años como Conjunto histórico artístico. Entre los monumentos de otro de los pueblos más bonitos de Valencia destacan la iglesia de la Virgen de la Asunción, el monasterio rupestre, el pozo de nieve de San Blas, la torre Mariola, el museo arqueológico, diferentes ermitas, acueductos y neveros como la Cava de Sant Blai, que se utilizaban para almacenar la nieve con la que se comerciaba en los siglos XVII y XIX. Capítulo aparte merece la cueva de los Moros, un conjunto de cuevas con ventanas abiertas en la roca y situadas en escarpados acantilados. Existen unas 50 ventanas que dan acceso a cámaras que en la actualidad están intercomunicadas y a las que se puede acceder desde una escalera exterior. Hoy se cree que estas cuevas servían de graneros, aunque han existido muchas interpretaciones sobre su uso. Ademuz El último de los pueblos más bonitos de Valencia curiosamente pertenece al Rincón de Ademuz, un enclave situado entre las provincias de Teruel y Cuenca que se ha convertido en un destino rural para los valencianos. Está situado en el norte de la provincia, a unos 150 kilómetros de la capital y a 15 kilómetros del limite de la provincia. El patrimonio histórico-artístico de Ademuz comprende su castillo y recinto amurallado, la iglesia de San Pedro y San Pablo, del siglo XVII y estilo barroco, el portal de San Vicente, único resto de las murallas de la villa, la cárcel municipal, la Fuente Vieja y el lavadero, diferentes ermitas como la de la Virgen de la Huerta (siglo XIV) y varios molinos harineros como el de la Villa, a orillas del río Bohílgues, o el de Efrén. También destaca el poblado íbero de La Celadilla. El municipio, que se caracteriza por tener una gran masa forestal, se ubica junto a la sierra de Javalambre, en la ladera del cerro de los Zafranares. Está atravesado por el río Turia, que aquí se denomina Bohílgues: su recorrido por estas tierras se puede conocer a través de una ruta. Además, en el Rincón de Ademuz se encuentra Castielfabib, otro bello rincón en el que destaca la iglesia fortaleza de Nuestra Señora de los Ángeles, situada en lo alto de un promontorio rocoso que domina el valle y el pueblo.