El suelo radiante es un sistema de calefacción que funciona mediante la canalización del calor a través de tuberías que discurren por debajo del piso. De este modo, no es necesario tener radiadores ocupando espacio en la vivienda. Se trata de un sistema de climatización muy utilizado en las viviendas actuales porque es eficiente y cumple con los requisitos de máxima calificación energética. ¿Cómo funciona el suelo radiante? El suelo radiante funciona a través de un circuito de tuberías instalado debajo del pavimento que emite calor. Esta instalación se cubre con una capa de mortero que permite colocar encima cualquier tipo de suelo en la vivienda (piedra, madera, etc.). Además, para producir el calor se puede utilizar cualquier sistema: caldera de gas, bomba de calor o placas solares, aerotermia... Sobre el suelo radiante se pueden instalar pisos cerámicos, vinílicos y porcelánicos, ya que son buenos conductores térmicos y permiten aprovechar al máximo las ventajas del este sistema. También es posible colocar suelos de madera, parqué y tarima flotante, aunque con estos pisos hay que tener cuenta la resistencia térmica del suelo, la estabilidad dimensional y el espesor del parqué o la tarima para que el suelo radiante funcione sin provocar problemas en la superficie que lo cubre. Tipos de suelo radiante Existen dos tipos de suelo radiante: Suelo radiante por conducción de agua caliente: el calor se genera por el paso del agua caliente por las tuberías de la instalación de la casa. Suelo radiante eléctrico: el calor se produce gracias a la energía eléctrica. No necesita otra fuente de calor, funciona por cables o por una malla calefactora que se instala sobre una lámina aislante. Ventajas Las ventajas del suelo radiante se centran sobre todo en su eficiencia. Desde este punto de vista destaca por lo siguiente: Elevado rendimiento. El suelo radiante utiliza el agua a una temperatura entre 35 y 45º, mientras que en los sistemas de calefacción por radiadores puede alcanzar los 70º. Esto, además, puede suponer un ahorro energético de entre un 10 y un 20% respecto a los sistemas de calefacción tradicional. Bajo consumo. Si se combina con sistemas de generación de calor eficientes como la aerotermia, la geotermia o la energía solar, el suelo radiante permite conseguir grandes ahorros. Mayor confort. El calor se reparte uniformemente por la casa. Al no producir corrientes de aire, tampoco se genera sequedad en el ambiente. No ocupa espacio. Al estar instalado por debajo del suelo no precisa de ningún elemento externo como radiadores o rejillas para emitir el calor, lo que hace que las habitaciones tengan todo el espacio libre, incrementando las posibilidades de decoración. Sirve para emitir frío y calor. Aunque tendemos a identificar el suelo radiante con calefacción, este sistema también permite enfriar el suelo en los meses de verano, al circular agua fría. Inconvenientes El suelo radiante tiene alguna desventaja que debes conocer antes de decidir si es el sistema que cubre tus necesidades: Tarda en calentar la casa. Necesita más tiempo que otros sistemas para calentar la casa y alcanzar la temperatura de confort. Como compensación, una vez que la vivienda se ha calentado, la temperatura es uniforme en todas las habitaciones. Requiere una alta inversión. En un piso de obra nueva no existe este inconveniente, porque ya viene de origen. Sin embargo, si hay que instalarlo a posteriori en una vivienda ya construida, el montaje es caro. La ventaja es que puede compensarse con el ahorro económico que se consigue posteriormente. Instalación compleja. Requiere que sean técnicos especializados quienes hagan la instalación del suelo radiante, porque es compleja por la regulación del agua. Si se trata de suelo radiante refrescante todavía es más complicado, porque hay que tener en cuenta la humedad y las posibles condensaciones. Instalación de un suelo radiante La instalación del suelo radiante requiere en primer lugar nivelar el terreno para extender el film aislante sobre la superficie. También hay que colocar una banda perimetral de plástico. Se debe tener en cuenta que para instalar suelo radiante se necesita una espacio entre el forjado y el solado de unos 8 cm de altura. Después se instalan las placas sobre las que se colocan las tuberías por toda la superficie de la casa. Los extremos de los tubos se conectan con el equipo de distribución que generalmente se coloca en sitios ocultos como armarios empotrados a una altura media. Posteriormente se realiza el llenado de la instalación lentamente para evitar la entrada de aire y se prueba la presión. El agua que circula por las tuberías se calienta por calderas a baja temperatura o bombas de calor. Una vez comprobado el funcionamiento se cubre con una capa de mortero, sobre la que se puede instalar distintos tipos de suelo. Mejores pavimentos para suelo radiante Parqué Se puede poner cualquier tipo de parqué con suelo radiante, pero hay que prestar atención al espesor de la madera porque si es demasiado espeso creará una barrera que dificultará la expansión del calor. Tarima flotante Tienen que elegirse suelos que tengan una resistencia térmica baja para que se transmita mejor el calor y no instalarse sobre sistemas de suelo radiante eléctrico. Cerámico Los suelos de baldosas cerámicas son el mejor tipo de pavimento para suelo radiante porque tienen buena conductividad, se calientan más rápido y facilita la salida del calor. Porcelánico Las baldosas de porcelánico son también un buen pavimento porque tiene una gran capacidad de conducción y de almacenamiento de calor. Mármol Los suelos de piedra son muy buenos conductores por lo que son una buena opción para usar con suelo radiante. Dentro de este grupo de suelos, el mármol ofrece menor calentamiento que la pizarra, por ejemplo, pero ambos son mejor opción que otros materiales. Precios La instalación de suelo radiante es más cara que otros sistemas, aunque tiene la ventaja de que el consumo energético es menor por lo que se amortiza la inversión rápidamente. El precio medio puede estar entre los 30 euros/metro cuadrado y los 80 euros/metro cuadrado. Para una vivienda de 100 metros cuadrados el presupuesto puede llegar a los 7.000 euros. Suelo radiante con aerotermia La aerotermia es una energía renovable que ofrece una gran eficiencia y combinado con el suelo radiante facilita un elevado rendimiento energético. Con la aerotermia se impulsa el agua del circuito de tuberías de polietileno a una temperatura de 40 grados en invierno y 16 grados en verano gracias a una bomba de calor aire-agua. El suelo radiante y la aerotermia es una combinación perfecta porque combina el confort térmico del suelo radiante con la eficiencia energética de la aerotermia. ¿Es mejor el suelo radiante o los radiadores? El suelo radiante es económico, eficiente, reparte de forma uniforme el calor por toda la vivienda y tiene la opción de ofrecer también refrigeración. Los radiadores ocupan espacio, no son tan eficientes como la aerotermia ni reparten el calor de forma uniforma y no tienen la posibilidad de ofrecer refrigeración en verano. La elección de un sistema u otro dependerá de la zona donde está la casa, de la superficie de la vivienda y del presupuesto que queramos invertir. ¿Es bueno tener el suelo radiante siempre encendido? Sí, el suelo radiante tiene que estar siempre encendido. El mayor gasto energético se produce cuando se enciende, mientras que mantener la temperatura tiene un gasto muy bajo, por esta razón es mejor dejarlo encendido ya que si se apaga tarda mucho tiempo en calentar el suelo. Con el suelo radiante siempre encendido se consigue el mayor ahorro energético. Opiniones sobre el suelo radiante A la vista de las ventajas que ofrece en cuanto a consumo eficiente y ahorro económico, el suelo radiante es un sistema en auge. En las promociones de vivienda nueva es uno de los sistemas que más se instala, porque permite conseguir una alta calificación energética de la vivienda y reducir las emisiones de C02 al utilizarlo combinado con fuentes de energía renovables. Además, es un sistema saludable porque no genera corrientes de aire, ni mueve el polvo que puede provocar reacciones alérgicas en los habitantes de la casa. Asimismo, es silencioso y no provoca ningún tipo de ruido, al estar aislado por la capa de mortero que actúa como suelo flotante. Tan solo debes tener algunas precauciones para sacar el máximo rendimiento al suelo radiante. Por ejemplo, no conviene cubrir el suelo de madera con alfombras gruesas, porque se puede acumular el calor debajo y provocar problemas en la madera. Es recomendable que la temperatura no supere los 26 o 27º en el salón o los 30º en el resto de la casa. En resumen, el suelo radiante es un sistema de calefacción eficiente porque consigue un alto rendimiento con un bajo consumo de energía y que obtiene mejores resultados combinado con fuentes de energía renovable.