La estrecha relación que existe entre el precio del gas y de la electricidad es algo que la mayoría de los consumidores ha conocido con la subida récord del precio de la luz experimentado durante el último año. Además, cuesta entender por qué si se ha puesto un tope al precio del gas para controlar el precio de la luz, cada día se paga más cara. En este artículo vamos a explicar cómo afecta el precio del gas a la electricidad. Evolución del precio del gas y de la luz Un informe del Banco de España señalaba en agosto de 2021 que el gas era responsable de la mitad de la subida del precio de la luz en el primer semestre de ese año, mientras que con el aumento del coste de los derechos de emisión de CO2 el porcentaje se elevaba al 70%. En esos meses el precio de la luz había pasado desde 42 €/MWh en diciembre de 2020 a 83 €/MWh en junio de 2021, lo que suponía una subida del 98,5% en seis meses. En ese mismo periodo el precio del gas natural había subido de 18,2 €/MWh a 28,7 €/MWh. Básicamente, por cada euro que subía el gas, el precio de la electricidad aumentaba dos euros. En el segundo semestre del año el incremento del precio del gas ha sido mayor, lo que ha llevado a marcar precios récords de la luz sucesivamente. En el gráfico se puede ver claramente cómo se ha ido incrementando el precio del gas durante el segundo semestre del año rozando los 100 €/MWh en octubre y noviembre, hasta llegar a superar los 180 €/MWh en diciembre, según los datos del Mercado Ibérico del Gas (MIBGAS). La tendencia al alza en el precio del gas se ha mantenido en el primer semestre de este año, acentuándose la subida a partir del inicio del conflicto entre Ucrania y Rusia. En este gráfico que recoge la comparativa de la evolución del precio del gas y de la luz durante el último año se ve cómo cada pico al alza en el precio del gas se replica en el precio de la luz. ¿Por qué el precio del gas afecta tanto al precio de la luz? El precio de la luz se calcula cada día en el mercado mayorista de la electricidad a través de un sistema de subasta entre la oferta de energía de las distribuidoras y lo que están dispuestas a pagar las comercializadoras por la electricidad. La subasta se inicia con la oferta de las tecnologías más baratas que son la nuclear y las renovables. Como la demanda no se cubre con estas energías se van incorporando otras tecnologías como las plantas de ciclo combinado que utilizan el gas natural para producir la energía y son más caras. El precio final corresponde al de la última energía que entra en la subasta que es la que tiene el precio más caro. El problema es que se paga ese precio a todas las energías que han participado en la subasta. Esto tiene como consecuencia que las tecnologías más baratas obtienen grandes beneficios porque generan la energía a un coste menor. La relación de precios entre el gas y la electricidad se estableció a escala europea hace unos años con el objetivo de garantizar que siempre hubiera centrales dispuestas a satisfacer la demanda de las compañías eléctricas. Con el incentivo de pagar el precio de la luz más caro a las compañías productoras de energía, se evitaban los apagones y se aseguraba tener siempre centrales dispuestas a cubrir la demanda de energía. En 2021 la electricidad generada por el gas solo representó el 21% del total, pero al ser la más cara afectó de forma directa al encarecimiento de la luz. ¿Por qué se ha encarecido el precio del gas? El conflicto entre Rusia y Ucrania iniciado en el mes de febrero ha provocado un mayor encarecimiento del gas, ya que el 40% del gas que se consume en Europa procede de Rusia. Con el estallido del conflicto, el precio del gas subió un 157% en el mercado de futuros del gas TTF y un 71% en el MIBGAS. Sin embargo, hay que recordar que el precio del gas venía subiendo desde 2021 como consecuencia de la falta de producción de gas que se produjo por el cierre de pozos e instalaciones durante la pandemia. Cuando se reinició la actividad y aumentó la demanda, las reservas de gas comenzaron a agotarse. A esta situación se unió, además, el mayor consumo del gas en los meses de invierno por el uso de la calefacción y la fuerte demanda del mercado asiático. ¿Por qué el tope del precio del gas no ha bajado el precio de la luz? La Comisión Europea aprobó que España y Portugal podían limitar el precio del gas para intentar frenar el precio de la electricidad. En principio, el tope del gas se ha fijado en 48,8 €/MWh de media a partir del 14 de junio, con el objetivo de que el precio de la luz baje entre un 15% y un 20%. Desde ahora, tal y como recoge el RD 10/2022, hasta el 31 de mayo de 2023 el precio del gas pasará desde los 40 €/MWh los seis primeros meses, a incrementarse 5 euros al mes hasta llegar a los 70 €/MWh al finalizar el año de duración de esta medida. Las estimaciones sobre cómo afectaría al precio de la luz preveían que con un precio medio de 48 €/ MWh del gas la luz bajaría hasta 126 €/MWh. Pero como se ha tenido que fijar un sistema de compensación a las plantas que generan electricidad con gas, estos precios han variado. Así, con la compensación el precio medio de la luz estaría en 174,4 €/MWh. Sin embargo, la realidad es que desde la aplicación del tope del gas la luz ha seguido encareciéndose. El primer día la luz se pagó a 224 €/MWh frente a los 214 €/MWh del día anterior por la compensación de 59 €/MWh que se tiene que pagar a las centrales de gas y ciclo combinado, aunque sin el tope al gas el precio de la luz sería de 237 €/MWh. Esta situación se explica porque la demanda de energía ha sido muy elevada esta semana porque ha coincidido con la ola de calor. Esto unido a una menor producción de energía eólica es lo que ha provocado un incremento de la producción de las centrales de gas que ha redundado en el encarecimiento del precio de la luz. Aunque durante el fin de semana el precio de la luz ha bajado, el lunes la luz subirá un 28,4%, según los datos del OMIE, pero será 25 euros más barata que si no se hubiera limitado el precio del gas.