La construcción industrializada ofrece numerosas ventajas con respecto al método tradicional, por lo cada vez es mayor el número de promotoras que está apostando por ella en sus proyectos. No obstante, es importante aclarar que no se trata de dos alternativas independientes, sino complementarias. Es decir, se realizan determinadas partes del edificio o casa de forma tradicional y otras (por ejemplo, las fachadas) de forma industrializada. ¿Qué es la construcción industrializada? Aunque se han implementado mejores materiales y técnicas, la construcción de viviendas no ha evolucionado prácticamente en los últimos 50 años. Por este motivo, la construcción industrializada supone un paso adelante en el mercado inmobiliario. La construcción industrializada, también conocida como construcción offsite o modular, consiste en la construcción de una vivienda o parte de ella mediante procesos automatizados y fuera de su emplazamiento definitivo. Esta fabricación se realiza generalmente en una factoría y utiliza técnicas industrializadas para mejorar y agilizar los procesos, además de la calidad de la construcción. Las viviendas industrializadas se realizan por partes o módulos. En esta factoría se construyen de forma industrial -en una cadena de montaje- muros, tejados, fachadas y hasta viviendas completas que más tarde se envían a su ubicación definitiva para su ensamblaje. Dependiendo de los casos, se pueden mandar las partes individuales de la casa o ensamblarse algunas de ellas y enviarse ya unidas. En el caso de las casas prefabricadas, por ejemplo, las viviendas pueden montarse completamente antes de su traslado (o hacerlo en dos partes). Las casas industrializadas han tenido poco desarrollo en España hasta ahora. Sin embargo, este modelo de construcción no es nuevo y lleva presente desde los años 70 en países como Suecia, Finlandia, Alemania y Reino Unido. No obstante, muchos consideran que en España puede suponer un punto de inflexión importante en el mercado inmobiliario, “no sólo como modelo de producción de obra nueva, sino también en los ámbitos de rehabilitación y regeneración urbana”, apuntan desde Tinsa. De hecho, la construcción industrializada comienza a estar en la hoja de ruta de cada vez más promotoras inmobiliarias, como por ejemplo Aedas Homes y Vía Célere. Se trata de un modelo constructivo asociado a un proceso eficiente, digitalizado y flexible que permitirá acortar los largos plazos de ejecución de las estructuras productivas actuales. Otra clara muestra de la importancia creciente de este sistema constructivo es la reciente creación de la Plataforma para la Industrialización de la Vivienda (PIV), una iniciativa sin ánimo de lucro impulsada por la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima) que pretende convertirse en una plataforma de intercambio de conocimientos y experiencias sobre la vivienda industrializada entre los diferentes agentes del sector. No obstante, es importante tener en cuenta que no todos los proyectos son industrializables, añade Tinsa. “El grado de estandarización, qué porcentaje de integración se acometerá en fábrica y la repetitividad del proceso, entre otros factores, repercutirán en los costes y en la rentabilidad de los proyectos”. Ventajas de las viviendas industrializada Las viviendas industrializadas ofrece numerosas ventajas destinadas a modernizar el mercado inmobiliario: Más sostenible. Tal y como apunta la Plataforma para la Industrialización de la Vivienda, esta modalidad constructiva es más sostenible que la tradicional al generar un menor consumo de recursos (30%), menos residuos (35%) y menos contaminación. Según la PIV, “la industrialización de los edificios permite un consumo óptimo de materias primas, reduciéndose las mermas y los residuos desde un 7% a un 1,5%, con la ventaja de que estos pueden ser reciclables de forma efectiva y con facilidad en fábrica”. Más segura. Al desarrollarse en un entorno controlado como una fábrica, la construcción de casas industrializadas incrementa la seguridad de los trabajadores y reduce el número de accidentes laborales (en torno a un 20% menos). Por otro lado, también es más inclusiva, ya que al ser una actividad menos física permite la participación de colectivos que tradicionalmente han estado fuera del sector de la construcción (principalmente, mujeres y jóvenes). Más rápida. Frente a la tradicional, caracterizada por ser intensiva en mano de obra, la construcción industrializada reduce los plazos de entrega entre un 30 y 50%. Por otro lado, su menor dependencia de factores externos (como por ejemplo la meteorología) hace que esta industrialización permita programar mejor los tiempos de producción, adaptando los plazos a las necesidades del promotor y asegurando unos estándares de calidad. Toda esta reducción de los tiempos de construcción de la casa industrializada supone una importante ventaja para todos los agentes implicados en el proceso: empresa constructora, promotora inmobiliaria y comprador. Según explica Tinsa, el plazo medio de 20 meses para la entrega de una promoción de 80 viviendas construidas de forma tradicional puede reducirse hasta 14 meses gracias a la industrialización. Simultaneidad de tareas. Uno de los factores que propicia estos menores tiempos de ejecución es que la construcción industrializada permite realizar diferentes tareas de forma simultánea. Por ejemplo, trabajar a la vez en las tareas de construcción y cimentación del edificio; o montar piezas en la fábrica mientras el ayuntamiento concede la licencia de obra (para que en cuanto se otorgue el permiso, se trasladen para su ensamblaje). Mayor calidad. El proceso de industrialización incrementa la calidad de ejecución de la vivienda (se minimizan los errores) y reduce su mantenimiento, al realizarse en un entorno controlado en comparación a las condiciones extremas que se dan en una obra de construcción tradicional. Más económica (en ocasiones). El ahorro en los costes de una casa industrializada es consecuencia directa del ahorro en los plazos de construcción, que también permite obtener un retorno más rápido de la inversión. Según Tinsa, un coste estándar de fabricación industrializada podría estar en torno a los 1.100 €/m2 , aunque depende de múltiples factores como la distancia entre la parcela donde se ubica la vivienda y la fábrica donde se produce. De hecho, dependiendo de esta distancia, la construcción de la casa industrializada puede ser o no rentable, por lo que hay que estudiar muy bien los costes. La construcción industrializada gana terreno Como has podido ver, son muchas las ventajas que ofrece este nuevo modelo constructivo que cuando se extienda permitirá acortar considerablemente los plazos de ejecución de los proyectos inmobiliarios y optimizar el proceso de construcción. Para que esto ocurra, la Plataforma para la Industrialización de Viviendas (PIV) considera fundamental que España se aproxime a los niveles de construcción de viviendas industrializadas de otros países europeos, como Alemania, donde el 9 % de la construcción de vivienda es prefabricada; Suecia, donde este tipo de construcción alcanza ya casi la totalidad de la producción; Holanda, con un 50 %; o Reino Unido (7%). En España, la vivienda industrializada no alcanza el 1%. Según Juan Antonio Gómez-Pintado, presidente de Asprima, la industrialización inmobiliaria “hará la construcción más económica y sostenible, y mejorará las calidades finales de la vivienda, lo que beneficia tanto al comprador como al vendedor. Esto es gracias a que se acortan los tiempos de producción y, además, se conseguirá atraer a más mano de obra, tan necesaria para el sector desde hace años. Otro aspecto muy destacado a tener en cuenta es que las viviendas construidas a través de la industrialización son exportables, por lo que pueden venderse en otros países”. Esta última alternativa resulta muy interesante en el caso de nuestro país, ya que los costes de construcción de esta tipología de vivienda en España son inferiores a los de otros países del norte de Europa (incluidos los gastos de transporte hasta el destino). La construcción industrializada introduce la innovación y digitalización en el proceso de edificación. No obstante, nuevamente hay que recalcar que el desarrollo de la industrialización no supondrá el fin de la construcción tradicional -al menos a corto plazo-, sino que se trata de dos modelos productivos que están destinados a convivir. Es verdad que, con el paso del tiempo, la construcción industrializada ganará terreno a la tradicional, aunque de momento ésta seguirá teniendo su espacio. De hecho, incluso en los sistemas muy industrializados actuales siempre hay una parte de fabricación artesana y convencional. Tal y como apunta Aedas Homes, “la convivencia de modelos es evidente a corto plazo y seguramente lo sea durante un tiempo, pero la mejora de ambos será grande”.