La respuesta a la cuestión de si es mejor adaptar el hogar para mayores o ingresar en una residencia es simple, depende de las circunstancias. En muchas ocasiones, es el proceso de envejecimiento de las personas mayores el que determina la decisión. Cuando el anciano necesita cuidados especiales por padecer alguna enfermedad degenerativa o tiene problemas de movilidad reducida, la residencia se presenta como la mejor solución. Sin embargo, cuando la persona mayor tiene un buen estado de salud, adaptar su vivienda a sus necesidades es la solución para que tenga un envejecimiento saludable. Ventajas de adaptar la vivienda Generalmente, las personas mayores no quieren abandonar su casa cuando envejecen. Permanecer en su casa contribuye a mantener los lazos con su entorno algo fundamental en la vejez. Cuando la persona mayor no quiere dejar su hogar para ingresar en una residencia hay que pensar en la necesidad de adaptar la vivienda a su estado físico. El objetivo de esta adaptación es crear un hogar seguro, en el que no se produzcan caídas que pueden tener consecuencias fatales para las personas mayores. Imagen Freepik Entre las ventajas de adaptar la vivienda a las personas mayores destacan: Adaptación personalizada La adaptación de la vivienda se realiza en función de las necesidades de cada persona, pero teniendo en cuenta sus gustos. Al realizar el cambio de la bañera por la ducha por seguridad, es una de las principales reformas para evitar caídas en el baño, la persona mayor puede elegir el tipo de ducha, la mampara o los accesorios para sentirse más a gusto en su nuevo baño. Igual ocurre con las adaptaciones que se pueden realizar en la cocina respecto al tipo de cocina, los muebles o los sistemas de seguridad que se deben instalar como barandillas, barras de sujeción o incluso ascensor o salvaescaleras. Mayor intimidad La persona mayor que permanece en su hogar tiene más intimidad, goza de su propio espacio, algo de lo que carece en la residencia donde los espacios son compartidos con más personas que no forman parte de su círculo familiar. Autonomía para organizar su tiempo Otra de las ventajas de quedarse a vivir en su casa es que la persona mayor puede disponer de su tiempo sin tener que ajustarse a los horarios de una residencia. En ese sentido tiene más libertad para decidir cuándo come o a que hora se levanta y se acuesta, aunque siempre es conveniente tener unos horarios pautados para estas rutinas en la vejez. Cuidados a domicilio Para tener una atención adecuada, las personas mayores que deciden permanecer en su casa pueden contratar a cuidadores profesionales. Son los encargados de realizar las tareas de higiene personal, comidas, limpieza del hogar, control de la medicación y acompañamiento de la persona mayor. También pueden acudir al centro de día para realizar actividades de estimulación cognitiva y regresar a su casa cada día. Ventajas de vivir en una residencia de ancianos La principal función de una residencia de personas mayores es asegurar una vejez saludable y con calidad de vida. Con la nueva normativa sobre residencias de ancianos la tendencia es crear unidades de pocos residentes que funcionan como un grupo familiar, en sustitución del modelo tradicional de grandes residencias con un elevado número de residentes. Imagen pressfoto en Freepik Atención permanente Las personas mayores que viven en una residencia tienen atención las 24 horas del día por profesionales cualificados. Normalmente disponen de servicio de enfermería para atender las cuestiones más básicas, pero también pueden tener servicio médico permanente o parcial. Médicos y enfermeras se encargan del cuidado médico de los residentes y de sus tratamientos. Ante cualquier emergencia médica, la respuesta es más rápida que si la persona mayor está en casa por lo que la residencia aporta una mayor tranquilidad. Rutinas pautadas Tener un horario regulado es positivo para las personas mayores, porque necesitan mantener un horario respecto a la hora de levantarse y acostarse o para las comidas. En una residencia es fácil mantener los horarios porque está perfectamente pautado el tiempo de actividad y de ocio de los mayores para mantener un equilibrio durante el día que favorezca su bienestar. Vida social Lógicamente en la residencia, el anciano tiene una mayor vida social que en su casa, porque está en contacto permanente con otras personas de su misma edad y estado de salud. En las residencias se programan actividades divertidas, juegos, salidas al exterior para evitar el aburrimiento y la depresión de los mayores. Con estas actividades se fomenta la socialización de los residentes. Adiós a las tareas del hogar Con el ingreso en una residencia, la persona mayor se olvida de tener que realizar las tareas del hogar. Ya no tiene que hacerse la cama cuando se levanta, ni planificar la compra o cocinar porque en las residencias todas estas necesidades están cubiertas como en un hotel. Además, los menús están diseñados pensando en las patologías de las personas mayores para evitar problemas médicos. Así la persona mayor solo tiene que centrarse en las diferentes actividades y terapias que puede realizar sin salir de la residencia. Estimulación cognitiva En las residencias trabajan en la prevención y cuidado del deterioro cognitivo y las enfermedades degenerativas que sufren las personas mayores. Cuentan con terapeutas encargados de establecer las terapias adecuadas a cada anciano en función de su estado cognitivo y físico, con el fin de mantener sus capacidades el mayor tiempo posible. La estimulación cognitiva y física que se realiza en las residencias es fundamental para conseguir una buena calidad de vida en la persona mayor en su proceso de envejecimiento. El factor económico también afecta a la elección entre adaptar la vivienda o ingresar en una residencia. La adaptación a la vivienda exige una inversión que varía según los cambios que se realicen en la casa. Pero la residencia supone un coste mensual que puede ser elevado según el tipo de residencia elegido. Como puedes ver elegir entre estas dos opciones es complicado.