Dormir bien es clave para mantenernos sanos a cualquier edad. Tanto el cuerpo como la mente necesitan descansar a través del sueño. Para conseguir un sueño reparador es fundamental disponer de una cama adecuada a las exigencias y necesidades de cada persona. Es importante elegir correctamente la cama porque, al fin y al cabo, pasamos un tercio de nuestra vida en la cama. Imagen Freepik Con el paso de los años y los cambios que experimenta el cuerpo, contar con una cama adecuada que garantice el descanso se convierte en una necesidad. Las exigencias de confort y seguridad que precisan las personas mayores en una cama son diferentes, sobre todo, cuando tienen problemas de movilidad. Por esta razón, es necesario saber cómo elegir una elegir una cama adaptada a personas mayores. ¿Qué condiciones debe cumplir una cama adaptada a las personas mayores? Principalmente una cama debe garantizar el descanso nocturno a cualquier persona, pero cuando se trata de mayores hay que valorar detenidamente estos requisitos: Comodidad. La cama debe tener un colchón cómodo, pero firme. Se recomiendan los colchones de espuma viscoelástica, que tienen un núcleo de espuma y una capa que funciona como aditivo que permite adaptarse a cualquier persona por lo que se recomiendan para la prevención de úlceras por presión. Los colchones de látex están fabricados con un material firme y elástico y es apto para cualquier tipo de persona. Los colchones antiescaras que están compuestos de celdas de aire que alivian la presión, por lo que están indicados para las personas de movilidad reducida. Altura. La cama debe tener una altura adecuada para que la acción de levantarse y acostarse no suponga un sobreesfuerzo a la persona mayor. Depende de la estatura del mayor y de su movilidad. El intervalo puede estar entre 20-40 cm mínimo y 60-80 cm máximo. Seguridad. Para evitar las caídas accidentales de la cama o que la persona mayor pueda levantarse y sufrir una caída es conveniente instalar barandillas de seguridad, entre otros elementos. Tipos de camas recomendadas para personas mayores Existen varios tipos de cama adecuadas para las personas mayores, que por las condiciones físicas que tiene este colectivo, tienen que ofrecer alugnas funcionalidades: Camas planas Tienen un somier recto que puede ser de lamas. Son las camas más básicas que no ofrecen ninguna funcionalidad. Camas articuladas Constan de un somier liso o de lamas compuesto de módulos reclinables que se ajustan a la curvatura del cuerpo. Permiten elevar la zona de la espalda o de las piernas según las necesidades de la persona que ocupa la cama. La mejor cama articulada para una persona mayor tiene que permitir regular la altura del somier para facilitar el acceso para acostarse. Estas camas pueden ser manuales o eléctricas. Imagen DC Studio en Freepik Las ventajas de las camas articuladas se pueden resumir en los siguientes puntos: Mejoran la circulación sanguínea porque reducen la presión sobre las articulaciones y distribuyen mejor el peso del cuerpo. Reducen el dolor crónico provocado por enfermedades como artritis o ciática porque se puede cambiar de posición y de inclinación con facilidad. Evitan ataques de asma o problemas de reflujo gástrico por tener levantada la parte superior del cuerpo. Reducen los síntomas de apnea del sueño porque no se bloquean las vías respiratorias al dormir con el torso elevado. Camas con sistema elevador Estas camas regulan la altura facilitando el movimiento de levantarse y acostarse para las personas mayores. Estas camas pueden tener sistemas de elevación especiales para las personas que tienen muy poca movilidad. La principal ventaja de las camas con sistema elevador es que facilitan el trasvase a la cama de las personas que se mueven en silla de ruedas al igualar la altura de la cama a la silla, En cuanto al tamaño de una cama ergonómica para personas mayores la medida estándar es de 90 x 190 cm, pero existen anchos desde 80 a 105 cm y largos hasta 2 metros. Elementos ortopédicos que se pueden incorporar a una cama Estos elementos se colocan fuera de la cama con el fin de hacerla más accesible para las personas mayores que tienen más dificultades de movimiento. Trapecios y columpios de levantamiento. Se colocan cerca de la cama para que la persona pueda ponerse erguida con menos esfuerzo. Pueden ser fijos instalados en la pared o el techo o móviles que se desplazan según dónde se requiera. Elevadores de mueble. Son cuñas de diferente grosor que permiten levantar la altura de la cama para facilitar el acceso. Barandillas. Sirven para prevenir caídas ya que impiden que la persona pueda salir de la cama. Son especialmente indicadas cuando los mayores tienen visibilidad reducida o sufren desorientación. Además, facilitan la tarea de levantarse y acostarse al conceder mayor estabilidad. Las barandillas pueden ser fijas o ajustables, incluso pueden tener sensores que detectan el movimiento, lo que aumenta la seguridad. En conclusión, para saber cómo elegir una cama para personas mayores hay que tener en cuenta el estado físico de la persona y su grado de movilidad, partiendo de la premisa de que hay que garantizar el descanso y buscar el máximo confort del mayor.