Ingresar en una residencia de ancianos es una decisión importante porque supone un cambio radical en la vida de una persona. No solo tiene que dejar atrás su hogar donde están sus recuerdos al trasladarse a una residencia, sino que tiene que crear nuevos hábitos y relacionarse con otras personas que no forman parte de su círculo familiar. La decisión de ir a una residencia puede ser tomada por la propia persona cuando es consciente de sus limitaciones para vivir sola o puede ser la familia la que decide el ingreso del mayor por su estado de salud. El grado de dependencia de la persona mayor y la incapacidad de la familia para cuidarle son los principales motivos para ingresar a un anciano en la residencia. Imagen de Drazen Zigic en Freepik En cualquier caso, existen una serie de circunstancias que alertan sobre la conveniencia de ingresar en una residencia de ancianos a las personas mayores: La persona no puede cuidarse a sí misma Cuando una persona no puede cuidarse a sí misma, significa que necesita ayuda para realizar las actividades básicas de la vida diaria (vestirse, asearse, levantarse de la cama y acostarse, cocinar, caminar…). Esta incapacidad para realizar estas tareas acarrea otras complicaciones como pueden ser problemas de malnutrición si no se alimenta convenientemente al no poder cocinar. También es habitual que si tiene dificultades de movilidad pase demasiado tiempo en la cama, lo que también produce heridas en la piel que necesitan ser curadas para evitar que deriven en infecciones más difíciles de curar. Necesita supervisión y control médico Con la edad es habitual que las personas desarrollen enfermedades como diabetes o hipertensión que requieren un control constante a través de la administración de medicinas. Es normal que las personas de edad avanzada estén polimedicadas para cubrir las distintas enfermedades que padecen. En esta situación es fundamental llevar adecuadamente el control de los medicamentos para que no se produzcan subidas o bajadas de azúcar o accidentes cerebrales como ictus. Cuando la persona mayor se encuentra en una situación en la que olvida tomarse la medicación es momento de ingresar en una residencia de ancianos. Cuando se tiene una edad avanzada, también se pueden dar problemas de deterioro cognitivo, demencia senil o enfermedades como el Alzheimer o Parkinson. Generalmente en estos casos, cuando la enfermedad llega a una fase avanzada se requiere una atención especializada que el anciano puede recibir en residencias especializadas en estas patologías. El cuidador no puede atenderle adecuadamente Imagen de Freepik Cuando la persona mayor empieza a tener algunos de los síntomas descritos en los apartados anteriores encuentra solución a través de un cuidador en casa que puede ser un familiar. Contratar un cuidador es una de las soluciones que tiene una persona mayor que no puede vivir sola. El problema es que conforme se agravan los problemas de la persona mayor para vivir de forma autónoma en casa, requiere una mayor atención por parte del cuidador que muchas veces no está capacitado para ofrecerla. Surgen así problemas de agotamiento físico y emocional en el cuidador que se enfrenta, además, a sentimientos de culpa por no poder atender adecuadamente a su familiar. La persona mayor está sola Otra situación en la que se plantea la necesidad de ir a una residencia de ancianos es cuando la persona mayor se queda sola, bien porque ha enviudado o porque está soltera, y no tiene familiares cerca que puedan cuidarle. Para muchas familias, vivir lejos de su familiar anciano, generalmente los padres, es un problema porque no pueden atenderles de forma habitual. En estas circunstancias se plantean como primera solución contratar los servicios de un cuidador, sobre todo si el anciano es todavía autosuficiente, pero se debe valorar cual es la mejor solución en cada caso concreto. Es decir, si el anciano está capacitado para continuar viviendo en su casa o, por el contrario, ha entrado en una fase de dependencia y tendría mejores cuidados en una residencia donde cuenta con equipo médico, enfermería, psicólogos, terapeutas… que pueden cubrir todas sus necesidades. Riesgo de sufrir caídas Una señal que alerta sobre la conveniencia de que la persona mayor ingrese en una residencia se produce cuando sufre caídas en casa de forma reiterada. De hecho, las caídas en el hogar son un accidente doméstico cotidiano en las personas de edad avanzada. Para evitar estas caídas hay que preparar las casas, adaptándolas a las circunstancias de una persona mayor que generalmente tiene problemas de equilibrio. Así, conviene retirar alfombras y muebles de paso en los que se pueda tropezar de forma involuntaria, adaptar el baño para evitar caídas en la ducha colocando pasamanos o agarraderas. Es posible que pese a poner todos los cuidados para evitar las caídas, estas se sigan produciendo por el estado de la persona mayor por lo que para evitar riesgos es mejor ingresar en una residencia. Razones económicas En la decisión de ingresar en una residencia también tiene un peso importante la cuestión económica, es decir, cuánto cuesta una residencia de ancianos. Antes de decidirse por ingresar en una residencia, hay que saber su precio y cómo puede afrontar el pago mensual. En este sentido, es conveniente informarse previamente sobre las ayudas públicas que existen para pagar la residencia, que varían según el grado de dependencia del mayor. Estas ayudas puedan solicitarlas los mayores que cumplan unos determinados requisitos. Además, existen diferentes tipos de residencia (públicas, concertadas y privadas) entre las que se puede elegir según la situación económica del anciano. Las residencias privadas son más caras, pero se pueden solicitar ayudas que cubren parte de la tarifa, mientras que las residencias públicas son más baratas, pero tienen el hándicap de que tienen unas largas listas de espera para acceder a una plaza. En general, la persona mayor ingresa en una residencia de ancianos cuando ya se han agotado las otras opciones que le permitían vivir en su casa, como es el cuidado de un familiar o de un cuidador profesionalo un centro de día. Asimismo, cuando necesita atención constante las 24 horas del día, la residencia se presenta como la mejor solución ya que cuenta con equipos médicos, psicólogos, terapeutas y fisioterapeutas dedicados a la atención y cuidado del mayor. Una última razón de peso para ingresar en una residencia de ancianos es el temor a la soledad que vive una persona mayor sola en casa, La residencia le ofrece la oportunidad de socializar con personas de su edad y realizar actividades culturales, deportivas y de ocio que no puede hacer solo en casa.