El número de residencias de ancianos que existen en España supera los 5.000 establecimientos. El censo elaborado por el Imserso en 2022 sitúa la cifra en 5.188 residencias, de las que el 77% es de titularidad privada, aunque la gestión puede ser privada o concertada. El resto de las residencias, unas 1.200, tienen titularidad pública. No obstante, otras fuentes elevan la cifra por encima de las 5.500 residencias que ofrecen más 400.000 plazas, que equivale a 4,2 plazas por cada 100 personas mayores. Aunque puede parecer una oferta elevada, lo cierto es que existe un déficit en el número de plazas en las residencias de mayores si tenemos en cuenta el volumen de población mayor de 65 años, que superaba los 10 millones de personas a finales del año pasado. De acuerdo con las estimaciones de la Asociación de directores y gerentes de servicios sociales, deberían existir 5 plazas por cada 100 personas, por lo que se necesitarían 85.814 plazas más que las actuales para cubrir la demanda en los diferentes tipos de residencia. Imagen de freepik Esta proyección coincide con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que marca una ratio de 5 plazas por cada 100 personas mayores de 65 años. Esto significa que se necesitan más de 80.000 plazas, teniendo en cuenta que las residencias en España tienen un tamaño en torno a 80 plazas indica que son necesarias 1000 nuevas residencias. Dentro de la red total de residencias que funcionan en la actualidad en España hay una tipología variada según diferentes criterios de selección: titularidad, grado de dependencia del mayor, tiempo de estancia o por tamaño. Tipos de residencia de ancianos según la titularidad Residencia pública Las residencias públicas son gestionadas por organismos públicos dependientes de los gobiernos regionales de las comunidades autónomas o de los ayuntamientos. Para acceder a una plaza en las residencias públicas, los mayores tienen que cumplir los siguientes requisitos: Ser mayor de 65 años. Es la edad mínima a partir de la que se puede ingresar en una residencia de ancianos. Sin embargo, se adelanta hasta los 60 años en los casos de personas que tienen una dependencia de grado moderado o grave. Ser autónomo en las actividades básicas de la vida diaria. No padecer enfermedad contagiosa que requiera una atención permanente y continuada en el hospital. Residir en la comunidad donde está el centro, al menos durante los últimos dos años. No haber sido expulsado ni sancionado en ninguna residencia pública. Ser pensionista dentro del sistema público de pensiones, cónyuge de un pensionista o tener derecho a las prestaciones sociales establecidas en la ley. Tener un grado de dependencia moderado o severo. Las residencias públicas suelen ser más económicas que las privadas, pero los solicitantes se enfrentan al problema de las listas de espera que pueden demorar hasta en varios años el acceso a una plaza en una residencia pública. Además, tienen que alcanzar la puntuación exigida, según la residencia solicitada. En la evolución que ha sufrido el mercado de las residencias en los últimos años, las residencias públicas han pasado de liderar el mercado a ser ahora una parte minoritaria de la oferta. Residencia privada Las residencias privadas son gestionadas por empresas privadas, que son también las que establecen los requisitos de admisión en cada centro. No obstante, estas empresas deben contar con todas las autorizaciones y permisos concedidos por los organismos públicos para poder funcionar como residencias de ancianos. La residencia privada es el tipo de residencia más habitual en la actualidad. La tarifa de las residencias privadas es más cara que en las públicas y varía en función del grado de dependencia del anciano, del tipo de habitación elegida y de los servicios que se contraten. En estas residencias, los usuarios pueden tener una habitación individual mientras que en las públicas generalmente las habitaciones son compartidas. Además, las residencias privadas ofrecen más servicios que las públicas. Estas residencias pueden ofrecer tres tipos de plazas: Plazas privadas. El usuario paga el coste íntegro de la plaza. Plazas privadas con prestación económica vinculada al servicio (PEVS). La persona mayor puede solicitar una ayuda económica recogida en el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD) que varía según su grado de dependencia y su renta económica. Plazas concertadas. Son las plazas de las residencias privadas que están financiadas total o parcialmente por la Administración pública, que es la que se encarga de asignar la plaza a los mayores que las solicitan. Residencia concertada Son centros gestionados por empresas privadas en los que existen determinadas plazas reservadas para los organismos públicos. Las personas mayores que quieren acceder a estas residencias concertadas tienen que cumplir los requisitos recogidos en la Ley de Dependencia, que son similares a los que se exigen para ingresar en las residencias públicas. Tipos de residencia según el grado de dependencia del anciano Residencia para personas autónomas Estas residencias están destinadas a las personas mayores que pueden valerse por sí mismas, es decir, que son autónomas. Sin embargo, no pueden vivir en su vivienda por circunstancias personales, no quieren vivir solas o no tienen familiares que se ocupen de su cuidado. Estas residencias ofrecen a los usuarios las comodidades requeridas según su edad, pero no suelen tener el equipamiento que precisan las personas totalmente dependientes. Residencia de mayores asistidos Imagen de freepik Son los centros que están dirigidos a las personas mayores que sufren algún tipo de discapacidad física o cognitiva que requieren una atención integral y, por tanto, están adaptados para cubrir estas necesidades. Una característica que define a estas residencias es que ofrecen más servicios que las dirigidas a personas autónomas. En las residencias asistidas es habitual que cuenten con servicio médico y asistencial porque es necesario para el cuidado de los usuarios. Residencia mixta Como su nombre indica, se trata de residencias que ofrecen plazas para personas mayores autónomas y plazas para dependientes que necesitan ayuda para realizar las actividades cotidianas de su vida diaria. Es un tipo de residencia muy común en España, porque cuenta con instalaciones adaptadas para que los mayores autónomos puedan seguir viviendo allí si en el futuro tienen problemas de movilidad o dependencia. Tipos de residencia según el tiempo de estancia Residencias temporales Las personas mayores viven en estas residencias por un periodo de tiempo determinado. Puede ser durante las vacaciones de sus familiares o bien en periodos de rehabilitación después de una intervención u hospitalización en el que la persona mayor necesita asistencia constante. Residencias permanentes Una residencia permanente es donde viven las personas mayores de forma indefinida porque cuentan con instalaciones que atienden sus necesidades físicas y emocionales. A diferencia de los centros de día en los que los usuarios regresan cada día a su casa, en las residencias la estancia es 24 horas, todos los días de la semana. Tipos de residencia según el tamaño Residencias grandes Tienen más de 80 plazas, generalmente son nuevas porque la tendencia actual es hacia la construcción de centros residenciales más grandes dotados de más servicios. Residencias medianas Tienen entre 50 y 80 plazas, es el tamaño más habitual en España Residencias pequeñas Son pequeñas residencias con menos de 50 plazas en las que el trato es más familiar, pero no cuentan con los mismos servicios que una residencia grande. La mitad de la oferta actual de residencias en España tiene menos de 50 plazas. Otros tipos de residencia Imagen de freepik Además de estos tipos de residencias para mayores, existen otras alternativas para que las personas mayores tengan un envejecimiento activo, relacionándose con otras personas de su misma edad, con la asistencia y cuidados que necesita en cada momento. Los apartamentos tutelados es una opción para las personas mayores válidas que viven en un pequeño apartamento con su propia cocina, salón, habitación y baño que les permite mantener su independencia y privacidad. Sin embargo, pueden disponer de los servicios comunes de un centro residencial como lavandería, fisioterapia, podología, atención médica, talleres ocupacionales… incluso servicio de comida. Los mayores dependientes que necesitan algo de asistencia también pueden optar por estos apartamentos porque tiene disponibles los servicios y asistencia cuando las necesita. Entre estos servicios se incluye la asistencia médica, enfermería, control de medicación y actividades como fisioterapia. El cohousing son comunidades diseñadas para fomentar la interacción social y la colaboración entre las personas mayores. Cada residente tiene su propia vivienda privada, pero comparte zonas comunes con el resto de los usuarios y también comparte actividades y servicios de atención personalizada. Generalmente, los equipamientos como cocina, lavandería son comunes y la realización de las tareas comunes es compartida. No obstante, estas alternativas son todavía minoritarias en España, donde las personas mayores optan para residir en su vejez por el tipo de residencia que mejor responde a sus necesidades.