¿Es posible que aunque no puedas pagar la hipoteca de tu casa no te quedes sin ella? Sí, es posible. Como veremos en este artículo, la ley te ofrece diferentes alternativas a las que puedes acogerte si no puedes pagar tu préstamo hipotecario. Este es, precisamente, el mayor peligro de este tipo de préstamos a largo plazo: que durante sus 20 o 30 años de duración llegue un momento en el que tu situación económica cambie y acabes haciéndote la pregunta "¿qué pasa si no pago la hipoteca?". Si estás en números rojos, no puedes pagar la hipoteca de tu casa y ves que la situación no va a mejorar en los próximos meses, lo primero que debes hacer es no perder la calma y tratar de ser proactivo para resolver el problema antes de que la deuda crezca demasiado y, en el peor de los casos, te embarguen la vivienda. La primera opción, aunque no siempre es la recomendable -sobre todo si no sabes cuando va a cambiar tu situación económica-, es recurrir a alguien cercano que pueda ayudarte a pagar las próximas cuotas hipotecarias. No obstante, si este no es tu caso o prefieres no recurrir a tus familiares o amistades, aquí tienes todo lo que puedes hacer si no puedes pagar la hipoteca. Hablar con tu banco El banco no es tu enemigo, sino al contrario: ellos están tan interesados como tú en que sigas pudiendo pagar el préstamo de tu casa, ya que ese es precisamente su negocio (y no quedarse con las viviendas de sus clientes). Las entidades ya acumularon muchos inmuebles durante la última burbuja inmobiliaria, y lo último que quieren es seguir incrementando ese stock de vivienda. Por lo tanto, el banco tratará de ayudarte para que se solucione tu situación y vuelvas a ser solvente lo más pronto posible. Eso sí, ten en cuenta que estas alternativas pueden conllevar costes añadidos. Estas son las diferentes opciones que puedes negociar con tu banco en el caso de que no puedas pagar tu hipoteca: Aplazar el pago de las cuotas hipotecarias Es la medida más sencilla que puedes hacer si no puedes pagar la hipoteca (siempre y cuando la entidad financiera esté de acuerdo con adoptar esta solución). Consiste en postponer el pago de las mensualidades de tu hipoteca negociando directamente con el banco las nuevas condiciones. Esta medida no es una condonación de la deuda, sino la suspensión del pago durante un periodo de tiempo. Aplazando el pago de las cuotas tendrás tiempo para recuperarte económicamente y además te ahorrarás los intereses devengados hasta el siguiente pago y las sanciones por la demora. Una última opción si tienes acumuladas muchas deudas, es pedir al banco una reunificación para agruparlas y pagar una única cuota más baja. Solicitar una carencia de hipoteca total o parcial Esta es la segunda solución que puedes pactar con la entidad financiera si no puedes pagar la hipoteca de tu casa. Si consigues un periodo de carencia, durante ese plazo no tendrás que abonar las mensualidades (carencia total) o solo una parte de ellas (carencia parcial). Sin duda es una buena forma de no asfixiar tu economía, aunque a cambio te verás obligado a pagar más dinero por tu préstamo, ya que se irán acumulando intereses o se generarán sobre un capital mayor cuando la carencia finalice. Ampliar el plazo de la hipoteca Si amplías el plazo de la hipoteca a más años conseguirás reducir el importe de las cuotas mensuales... aunque también incrementarás los intereses a pagar en el conjunto de la hipoteca. Por este motivo, es muy importante que analices si merece la pena prolongar la duración del préstamo hipotecario. No obstante, si lo haces y en el futuro mejora tu situación personal, siempre podrás amortizar la hipoteca para reducir parte del capital que debes, y así disminuir el importe de las mensualidades o la duración de la hipoteca (en este otro artículo te explicamos cuándo es mejor reducir capital o tiempo en una hipoteca). Como puedes ver, el banco te ofrece varias soluciones si no puedes pagar la hipoteca. Eso sí, el peaje a pagar será un mayor coste del préstamo, por lo que es muy importante que antes de recurrir a alguna de estas medidas analices detenidamente si realmente las necesitas. Por otro lado, es crucial que tras negociar con el banco algún tipo de aplazamiento o rebaja en las cuotas de la hipoteca te centres en incrementar tu capacidad de ahorro. ¿Cómo? Aumentando en la medida de lo posible tus ingresos y reduciendo los gastos. En el caso contrario, ya sabes lo que pasará si no pagas la hipoteca: el banco acabará embargándote la casa. Acogerse al Código de Buenas Prácticas En aquellas situaciones en las que las alternativas anteriores no son suficientes para pagar la hipoteca, existe la opción de que el comprador se acoja al Código de Buenas Prácticas al que están adheridos la mayoría de los bancos y que está establecido en el Real Decreto-ley 6/2012, de 9 de marzo, de medidas urgentes de protección de deudores hipotecarios sin recursos ( ver documento). Este código contempla diversas medidas destinadas a reestructurar o solventar la deuda hipotecaria de los clientes más vulnerables de las entidades bancarias. Medidas previas a la ejecución hipotecaria Se trata de trazar un plan de reestructuración para que el deudor pueda pagar las cuotas. Entre las alternativas ofrecidas por el banco en esta primera fase se encuentran las siguientes: Ofrecer una carencia parcial de capital durante cinco años. Prolongar el plazo de la hipoteca hasta los 40 años. Rebajar el tipo de interés del préstamo. Medidas complementarias En esta segunda fase contemplada en el Código de Buenas Prácticas se ofrece al comprador la posibilidad de solicitar una quita sobre una parte del capital adeudado. Dación en pago Si pese a la aplicación de las medidas anteriores el comprador no puede pagar la hipoteca todavía, la ley le ofrece la posibilidad de liberar su deuda a través de la dación en pago. En este caso, deberá entregar su vivienda como pago. Eso sí, las familias afectadas por esta medida podrán permanecer durante dos años en la vivienda abonando un alquiler asumible. Cualquier persona que no pueda pagar su hipoteca no puede acogerse a esta dación en pago. Es necesario que esté en el umbral de exclusión, determinado por las siguientes de circunstancias: Ingresos familiares inferiores a tres veces el IPREM (1.613 € al mes). Cuota hipotecaria superior al 50% de los ingresos netos de la unidad familiar. La unidad familiar debe haber experimentado un cambio significativo en su situación económica durante los cuatro años anteriores al momento de la solicitud. O lo que es lo mismo, que el esfuerzo para pagar la hipoteca se haya multiplicado por 1,5, que la familia se haya convertido en numerosa o monoparental con dos hijos, que se tenga a un menor a cargo o a una persona con discapacidad. Un último apunte importante. Cualquiera de estas formulas negociadas con tu entidad financiera deben estar recogidas mediante un acuerdo entre las dos partes. Vender tu casa Cuando se llega a un punto sin retorno y no puedes pagar la hipoteca de ningún modo, la última alternativa es vender tu casa y usar el dinero para cancelar la deuda pendiente. Desde luego es la alternativa menos deseada, pero es más recomendable que sufrir el embargo de la vivienda. Entre otros motivos, porque es posible que obtengas más dinero con su venta. No obstante, esta medida también te planteará otros interrogantes importantes como si debes comprar otra casa con el capital restante de pagar la deuda, vivir mejor de alquiler, etc. Como has visto, si no puedes pagar la hipoteca existen numerosas alternativas para evitar que tu vivienda acabe en manos del banco. Básicamente, pasan por renegociar ciertas condiciones del préstamo con tu entidad financiera o acogerte al Código de Buenas Prácticas.