La construcción de casas con una impresora 3D es algo de lo que se lleva hablando bastantes años, sobre todo a raíz del desarrollo de estas impresoras para otras aplicaciones industriales y de la introducción de nuevos materiales de impresión. Aunque la tecnología de impresión en tres dimensiones lleva desarrollándose desde los 80, ha sido en los últimos años cuando han aparecido los primeros ejemplos de casas y pequeños edificios impresos en 3D. En el caso concreto de España, la primera casa hecha con impresora 3D data de 2018. El proyecto, obra de la startup Be More 3D, incluía la construcción de una casa fabricada en impresora 3D en un solar junto a la Facultad de Bellas Artes de la Universitat Politècnica de Valencia (UPV). Para la construcción de esta vivienda de 24 metros cuadrados, la empresa diseñó una impresora de hormigón de seis metros de ancho y tres metros de alto. La casa se creó capa a capa en solo 15 horas, aunque los responsables de la firma indicaron que sería posible terminar la casa en unas seis u ocho si fuera necesario. Aquí puedes ver el proceso: La casa tenía un precio final de 50.000 euros, ya que según sus creadores la construcción mediante impresoras 3D es hasta un 35% más barata. Eso sí, en este caso hay que tener en cuenta que sólo se imprimen las paredes y hay que añadir otros elementos como puertas, ventanas, etc. Pero este proyecto no es la única casa hecha con una impresora 3D. En diferentes países pueden encontrarse otros ejemplos. En Alemania se está realizando una casa unifamiliar de dos plantas y 160 metros cuadrados que estará acabada en marzo de 2021. Por su parte, Bélgica se ha convertido en el primer país europeo que ha construido una casa de varias alturas con una impresora 3D. Un proyecto piloto creado en 15 días y que pretende convertirse en un escaparate tecnológico. Por lo tanto, la respuesta a la pregunta inicial de si se puede hacer una casa con una impresora 3D es sí. Otra cosa es que en estos momentos resulte factible pensar en la impresión 3D como un método más de fabricar viviendas en serie, tal y como ocurre con la construcción tradicional o la arquitectura modular. Diferentes motivos hacen pensar que no. Es verdad que, a priori, una casa hecha por una impresora 3d es más rápida de construir e incluso más económica, pero compite contra métodos respaldados por tecnologías mejores y reguladas, que llevan más años en el mercado y que facilitan más alternativas constructivas. Por otro lado, la impresión 3D no fue concebida en sus orígenes para fabricar objetos en serie, donde es más rentable utilizar los métodos tradicionales. Por el contrario, es más apropiada para realizar proyectos más complejos y en pequeñas cantidades. Por lo tanto, parece que la construcción de casas mediante impresoras 3D tiene aún mucho camino por recorrer para ser una alternativa más en el mercado inmobiliario (si es que algún día acaba ocurriendo). No obstante, vamos a analizar las principales ventajas y desventajas de este tipo de casas. Ventajas de las casas hechas con impresoras 3D Se pueden imprimir directamente en el sitio donde irá instalada la vivienda. Resultan más económicas que las casas tradicionales. Hasta un 35% según algunas de las empresas especializadas. Se construyen más rápidamente (incluso en pocos días) y generan menos residuos. Los errores de construcción se minimizan al ser menor la participación humana (se programa la impresora y basta con verla trabajar). La impresora 3D no solo crea el cerramiento exterior de la vivienda sino también las particiones interiores (habitaciones), algo que permite aprovechar al máximo la superficie disponible. En resumen, las principales ventajas de estas casas son el ahorro de tiempo, costes y residuos de obra, la reducción de los fallos humanos y de los riesgos para los operarios, además de la mejora de la precisión. Por otro lado, las casas impresas en 3D están especialmente concebidas para construir rápido y de forma barata en lugares en vías de desarrollo, que por otro lado no cuentan con normativas de edificación muy estrictas. Desventajas de las casas hechas con impresoras 3D Limitaciones técnicas de las impresoras. Aunque hay algunos proyectos de viviendas impresas de varias plantas, la gran mayoría de las impresoras actuales sólo permiten construcciones de un único piso. Necesitan elementos externos como puertas, ventanas, grifería, paneles aislantes y un largo etcétera. Precisan profesionales de la construcción. Pese a su mecanización, estas viviendas continúan necesitando los servicios de profesionales de la construcción como albañiles, electricistas, fontaneros... Las casas impresas en 3D no pueden cumplir las normativas de edificación de muchos países. Más caras de producir en serie. Una casa hecha con impresora 3D puede ser más barata si es única, pero no puede competir en precio con viviendas construidas en serie de forma tradicional. Necesita un suelo sólido, nivelado y plano para construirse. Utiliza un hormigón específico y distinto del normal, pues ha de ser más fluido para poder ser utilizado por la impresora. Además, nadie sabe a ciencia cierta cuáles serán las prestaciones de este hormigón con el paso del tiempo. Dificultad para cumplir todas las normativas. Por su particularidad, es complicado que estas casas hechas con impresoras 3D cumplan todas las normas de edificación de un país desarrollado como España. Situación actual de las casas fabricadas con impresoras 3D Por lo tanto, que una casa hecha con impresora 3D cumpla con los niveles legales y de calidad actuales, y que además sea competitiva en precios con otras alternativas constructivas, es una opción poco realista actualmente, por lo que no se puede pensar en ella como una alternativa generalizada. Esto es lo que apuntan los expertos. Sin embargo, las características particulares de la impresión en tres dimensiones la pueden hacer rentable en aspectos muy concretos de una construcción como puede ser la realización de piezas complejas y únicas, del tipo adornos exteriores o elementos decorativos. Por lo tanto, aunque ya existen casas hechas con impresoras 3D hoy en día, lo cierto es que resulta una opción poco viable debido a las limitaciones técnicas y legales a las que se enfrenta.