Las casas con piscina son el sueño de muchos compradores que quieren algo más que un piso en el que vivir con su familia y que desean poder darse un chapuzón en cualquier momento y de forma privada. Las personas que residen en una vivienda suelen contar, en el mejor de los casos, con una piscina comunitaria en la urbanización. De hecho, la mayoría de las actuales promociones de obra nueva incluyen una o dos piscinas (adultos y niños) para el disfrute de sus vecinos durante los meses más calurosos del año. Sin embargo, son muy pocas las personas que tienen el privilegio de tener una casa con piscina individual. Cómo es vivir en una casa con piscina No cabe duda de que existe una gran diferencia entre bañarte en la piscina de una urbanización de pisos o chalets adosados y hacerlo en una exclusivamente de tu propiedad. Una piscina comunitaria tienes que compartirla con el resto de vecinos, con los inconvenientes que eso tiene: más ruidos, poca privacidad (sobre todo si las terrazas de los pisos dan a la piscina), horarios restringidos de uso, normas de utilización (imposibilidad de usar colchonetas, balones, etc.)... Es verdad que contar con una piscina comunitaria sigue siendo un privilegio, pero no tan grande como tener una propia. Vivir en una casa con piscina significa, en primer lugar, decidir tú mismo en qué momento del año comienzas a utilizarla y dejas de hacerlo (no hay unos calendarios oficiales, como ocurre en las piscinas de una comunidad). De hecho, si instalas una cubierta telescópica y un sistema de climatización podrás usarla de forma ininterrumpida durante todo el año (como hacen muchos hoteles). Otra ventaja de contar con una casa con piscina es que tampoco tendrás horarios de baño: puedes utilizarla en cualquier momento, incluso por la noche (sobre todo si las equipas con sistema de iluminación). No obstante, lo mejor de una casa con piscina individual es la privacidad, tranquilidad e higiene que proporciona: solo se bañarán en ella las personas que tú quieras; podrás invitar a quién desees (algo que no es posible en muchas urbanizaciones); podrás escuchar -o no- tu música favorita; practicar nudismo si así lo quieres; llenarla de colchonetas y mascotas hinchables; tenerla tan limpia como desees… En definitiva, hacer lo que te dé la gana, ya que para eso es una piscina de tu exclusiva propiedad. Otro aspecto muy importante que debes tener en cuenta si estás pensando en comprar una casa con piscina es que podrás acondicionarla de acuerdo con tus necesidades y las de tu familia: sistema de mantenimiento (cloro normal, cloración salina, etc.), accesos (escalera de obra, convencional, más ancha y con menor inclinación para personas mayores, etc.), valla de seguridad para niños, funda térmica para mantener el agua más caliente... Como puedes ver, las casas con piscina te permiten disfrutar mejor del baño y sin miradas indiscretas. Asimismo, y gracias a los actuales limpiafondos automáticos, prácticamente no hay que dedicar tiempo a su mantenimiento. Consejos para comprar una casa con piscina Si estás pensando adquirir una casa con piscina es importante que tengas en cuenta una serie de recomendaciones para sacar el máximo partido de ella: Ubicación. Tal y como ocurre con una vivienda, la orientación de una piscina es muy importante. Dependiendo de su situación geográfica, asegúrate de que la piscina reciba bastante luz solar (sobre todo en las horas de baño). Así lograrás un doble efecto: el agua estará más caliente y disfrutarás más del jardín cuando salgas mojado. También es importante que tengas en cuenta la ubicación de la piscina con respecto al resto de vecinos: por ejemplo, si está junto a la valla de la casa contigua, tendrás menos privacidad. Atención con los árboles y plantas cercanos. Es un fallo bastante frecuente en compradores novatos. Ten cuidado con los árboles y plantas cercanos a la piscina, porque muchas de sus hojas y suciedad acabarán flotando en ella. Más importante aún: algunos árboles buscan la humedad a toda costa (por ejemplo, los sauces), por lo que sus raíces pueden acabar dañando el vaso de la piscina o sus tuberías. Piensa en el presente y el futuro. A la hora de diseñar la piscina con el arquitecto no pienses solo en tus necesidades actuales, también en las futuras. Asimismo, es muy importante que tengas en cuenta quién se bañará en ella. Por ejemplo, si la van a usar muchos niños pequeños es absurdo que no cuente con una zona poco profunda. También es posible que hoy no necesites una escalera de obra en tu piscina, pero cuando seas mayor puede venirte muy bien. Lo mismo que si tus padres u otras personas con problemas de movilidad van a bañarse en ella. Personalízala. Si la piscina todavía no está construida, plantea la posibilidad de personalizarla según tus preferencias y necesidades: tamaño, forma, accesos, sistemas de iluminación y desinfección, etc. Mantenimiento y posibles averías. No olvides que tener una casa con piscina no es solo disfrute, también obligaciones. Aunque, como ya te hemos comentado antes, los actuales sistemas de desinfección y limpieza requieren menos esfuerzos que los de hace algunos años, existen algunos trabajos de mantenimiento que deberás realizar periódicamente (o solicitar a una persona que se encargue de ellos): limpiar la suciedad de la superficie y el fondo, depurar el agua, controlar el PH, etc. Con el paso de los años también tendrás que afrontar algunas averías causadas sobre todo por desgaste o paso del tiempo: motor de la depuradora, filtraciones en el vaso de la piscina… Como puedes ver, comprar una casa con piscina constituye una excelente opción para ti y los tuyos, ya que te permitirá disfrutar más del jardín y refrescarte de forma privada y sin molestias de terceras personas. Asimismo, será la excusa perfecta para invitar a tus familiares y amigos a tu vivienda (pocos planes hay más apetecibles en verano que una jornada de piscina y barbacoa). Y es que una casa con jardín y piscina es sinónimo de calidad de vida.