Una de las principales ventajas de las viviendas de obra nueva es que son mucho más eficientes energéticamente que las de segunda mano debido a su buen aislamiento térmico. De hecho, cada vez es mayor el número de personas que dan más importancia al certificado de eficiencia energética de la vivienda que van a comprar. Algo lógico si tienes en cuenta que una casa de categoría ‘A’ puede lograr un ahorro energético de hasta el 95% con respecto a una de clase ‘G’. No obstante, y pese al enorme avance que ha supuesto en este aspecto la última modificación del Código Técnico de Edificación, España aun dispone de un parque de viviendas muy obsoleto: según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el 60% de los inmuebles residenciales se construyeron sin ninguna normativa de eficiencia energética. Una deficiencia que hace que millones de hogares no cuenten con ningún tipo de aislamiento térmico e incrementen innecesariamente su factura energética. Para solucionar este problema en una vivienda o edificio, la mejor inversión es incorporar un sistema de aislamiento térmico. Además de ofrecer mayor confort y conservar la temperatura, servirá para revalorizar tu vivienda, disminuir su demanda energética, prevenir la creación de condensaciones y cuidar del medio ambiente. No obstante, es importante que a la hora de mejorar el aislamiento térmico de tu casa tengas en cuenta una serie de consideraciones. Los expertos de Sto, empresa especialista en la elaboración de materiales y soluciones para construcciones sostenibles, exponen seis claves fundamentales a la hora de instalar un sistema de aislamiento térmico en un edificio o vivienda. ¿Cómo saber si es necesario aislar térmicamente tu vivienda? Dos señales clave indican que un inmueble está mal aislado térmicamente: por un lado, que en los meses de invierno la sensación de frío no desaparezca y no se alcance la temperatura seleccionada a pesar de haber encendido la calefacción; y por otro, que los ruidos procedentes del exterior suenen demasiado dentro de la casa. ¿Aislamiento interior o exterior? Pese a que es posible aplicar aislamiento en suelos y techos o incluso en la cubierta del edificio, la mejor opción es actuar en la fachada de tu vivienda. En este caso, existen dos opciones: Aislamiento térmico exterior. Consiste en añadir aislamiento térmico en la parte externa del edificio, cubriendo la fachada y modificando su estética. Hay dos opciones: SATE (colocación de planchas de aislamiento en el propio muro de la fachada) o fachada ventilada (sistema de revestimiento con aislamiento sobre el muro que deja una cámara de aire entre ambos elementos). Las principales ventajas de este aislamiento térmico exterior son que elimina de forma muy efectiva los puentes térmicos, mejora la inercia térmica del edificio en su conjunto, no precisa abandonar el inmueble durante su instalación y permite mejorar la estética del edificio. Entre sus desventajas, que requiere de un acuerdo de todos los vecinos de la comunidad y que no puede utilizarse en edificios históricos o protegidos por Patrimonio. Aislamiento térmico interior. Como su propio nombre indica, se hace en el interior de la casa. Su principal beneficio es que se puede realizar de forma independiente y sin el consentimiento de la comunidad de propietarios. Sus inconvenientes más destacados son que disminuye la superficie útil del inmueble, que es una medida más compleja a la hora de solucionar los puentes térmicos y que requiere desocupar el inmueble para realizar la obra. Tipos de aislantes térmicos El aislante térmico a utilizar dependerá de factores como la ubicación geográfica de la casa, el tipo de edificación, el espesor y tamaño que ocupará frente al espacio disponible y si será aplicado en el interior o en el exterior. Este hecho se debe a que no todas las soluciones de aislamiento son iguales y a que los materiales ofrecen diferentes prestaciones: Aislantes orgánicos. Entre ellos se encuentran la fibra de madera, muy indicada para proyectos con distinciones ecológicas; la espuma poliestireno expandido (EPS), que proporciona ofrece una excelente relación calidad-precio y está indicado para SATE; y la espuma de poliisocianurato (PIR), uno de los aislantes plásticos con menor conductividad térmica y mayor resistencia al fuego. Aislantes inorgánicos. Destacan la lana de vidrio, utilizada sobre todo para cámaras de aire horizontales o inclinadas, terrazas y cubiertas entre tabiquillos y falsos techos; lana mineral, muy útil en la protección pasiva contra incendios; y vidrio celular, rígido, muy ligero y con muy buenas prestaciones térmicas. ¿Desaparecen las humedades con el nuevo aislamiento? Lo primero que hay que hacer es comprobar la causa de esas humedades: condensación, filtración o capilaridad. En este caso, el aislamiento térmico resulta una buena solución para las humedades por condensación, producidas cuando el vapor de agua que está en el ambiente de la vivienda entra en contacto con superficies que tienen una temperatura más fría. ¿Qué ahorro supone mejorar el aislamiento térmico de una vivienda? Según apunta Sto, mejorar el aislamiento de una casa puede suponer un ahorro de hasta un 50% en la demanda energética (kW.h/m2.a) y de hasta un 44% en las emisiones de CO2 (kgCO2/m2.a). ¿Hay algún tipo de subvención para aislar tu vivienda? El aislamiento de una vivienda cuenta con diversas ayudas estatales, autonómicas o municipales. La principal subvención para rehabilitaciones en este sentido es el Plan Estatal de Vivienda, que incluye un programa de ayudas para mejorar el ahorro energético tanto en viviendas unifamiliares como en edificios residenciales de viviendas. Además, sus beneficiarios pueden compatibilizar esta subvención con otras ayudas, siempre que el total de la cuantía económica no supere el coste de los trabajos.