La hipoteca con aval es la única forma que tienen muchos compradores de acceder a una vivienda. De hecho, es muy habitual que esa hipoteca con aval sea firmada por los padres, que se convierten así en avalistas del préstamo hipotecario de sus hijos ¿Cómo van a negarse a ayudar a sus hijos también con su primera hipoteca? Lo que no es tan habitual es que los padres avalistas se tomen el tiempo para entender las posibles consecuencias de esta ayuda parental. La confianza de los padres en sus hijos es absoluta, pero ¿son realmente conscientes de las consecuencias que puede tener el impago en una hipoteca con aval? ¿Son conscientes de que no van a poder avalar a todos sus hijos? ¿Saben que el aval no desaparece cuando fallece el avalista de una hipoteca, sino que se hereda? En realidad, no sólo los padres avalistas deben entender el compromiso que aceptan. Los hijos que piden ayuda a sus progenitores también deben saber las consecuencias que tiene para sus padres convertirse en avalistas de su hipoteca. ¿Es esa realmente la única opción? No. Lee primero cómo pedir ayuda a tus familiares para comprar un piso con el menor riesgo posible y lo verás. No te pierdas: ¿Por qué es mejor ser un hipotecante no deudor que avalista? Para empezar por el principio, y como nos recuerda Notarios en la red, debes recordar que la hipoteca con aval es una garantía personal adicional a las que aportan las personas que solicitan el préstamo hipotecario o deudores, normalmente sus nóminas y ahorros. Forman parte de los requisitos para pedir una hipoteca. Cuando estas garantías de los deudores no son suficientes, el banco te pide garantías adicionales y es entonces cuando se busca la figura del avalista y se solicita la hipoteca con aval. Dependiendo de las garantías que aporten los compradores de la vivienda, la garantía aportada por avalista de la hipoteca será mayor o menor. El banco exigirá al avalista de una hipoteca con aval que cubra la deuda Los deudores o personas que solicitan el préstamo hipotecario se obligan a devolver lo prestado en un plazo acordado con todos sus bienes presentes y futuros. Su primer aval o garantía es la vivienda misma, luego lo serán los ingresos y el patrimonio. Si los deudores no pagan, se quedan sin la vivienda que pasa a manos del banco para cobrarse ese impago. Sin embargo, si los compradores han recurrido a una hipoteca con aval, el banco exigirá el pago del préstamo también a los avaladores de la hipoteca. El banco prefiere el dinero a las propiedades, por lo que siempre intentará cobrar su deuda antes de ejecutar el préstamo y quedarse con tu vivienda. Eso supone que, si tu no pagas, antes incluso de quedarse con tu casa, el banco ejecutará la garantía personal del avalista de la hipoteca. Vamos, que intentará obtener el dinero que tú no has pagado de tu avalista. El avalista de una hipoteca está obligado en los mismos términos que el deudor, por lo que responderá del dinero prestado con todo su patrimonio (bienes presentes y futuros) si el primero incurre en impago. Sus bienes no quedan hipotecados, pero podría tener que vender alguno para poder afrontar la deuda procedente de la hipoteca con aval que ha firmado. Sin duda, este es uno de los grandes peligros de las hipotecas con aval firmadas por los padres en favor de sus hijos. El banco puede reclamar la totalidad del préstamo al avalista y no tiene por qué esperar. Y recuerda siempre que el banco no tiene por qué tener paciencia. Un solo retraso y el avalista ya puede recibir su llamada para que cubra el pago. Tanto más si las deudas se acumulan, pues el banco puede reclamar la totalidad del préstamo si concurre causa legal para que éste venza antes de plazo. Lógicamente, si los avaladores de una hipoteca ponen dinero, tienen todo el derecho del mundo a exigirle al deudor que se lo devuelva. No obstante, si éste ha tenido problemas para pagarle al banco, no parece posible que pueda devolverle el dinero a su propio padre o familiar. El avalista puede limitar su responsabilidad Ya hemos dicho que el avalista queda obligado por la totalidad del préstamo más sus posibles intereses. Sin embargo, para evitar que la hipoteca con aval de los hijos arrastre la economía familiar de los padres, estos pueden poner algún límite económico (avalar sólo una cierta cantidad de dinero) o que su aval desaparezca a partir de cierto nivel de deuda (fiador). El problema obvio de que los avalistas sólo cubran parte de la deuda en capital o tiempo es que la concesión del préstamo hipotecario es menos atractiva para la entidad financiera, por lo que volvemos al principio. Piensa entonces que si el banco no confía en la solvencia del deudor es por algo, y quizás como avalador de esa hipoteca estés asumiendo demasiados riesgos. Es mejor cubrir solo una parte de la deuda de la hipoteca con aval, ya sea en capital o en tiempo. En el caso de varios avalistas, la situación no cambia: todos ellos se hacen responsables de la totalidad de la deuda, salvo que ésta se mancomune. Esto es, que cada avalista se haga responsable sólo de una parte de la deuda total (responsabilidad mancomunada) de la hipoteca con aval. Una opción muy sensata para ayudar a tus hijos sin implicarte tanto es convertirte en hipotecante no deudor, ya que limitas el riesgo a solo una parte de tu patrimonio. Dos aspectos adicionales que nunca debes olvidar si eres avalista Por último, antes de firmar una hipoteca con aval para echar una mano a un familiar es importante que también tengas en cuenta estos dos aspectos finales: Una vez que firmes un préstamo hipotecario como avalista tendrás limitada tu solvencia. Esto significa, por un lado, que no podrás avalar otros préstamos (cuidado si tienes más de un hijo porque no podrás ayudar a los demás) y, por otro, que ya constará en el registro de riesgos del Banco de España (CIRBE) que respondes de un dinero prestado. Por lo tanto, te resultará más difícil pedir financiación para cualquier otra necesidad que tengas (cambiar de coche, por ejemplo) mientras esa hipoteca con aval esté pendiente. Por último, nunca olvides que, si te conviertes en avalista de un préstamo hipotecario, la hipoteca con aval te sobrevive. ¿Qué significa esto? Que si tú fallecieras, el aval no desaparecería, sino que formaría parte de tu herencia y pasaría así a tus herederos, con lo que repartirías la deuda de uno de tus hijos entre todos ellos.